sábado, 4 de diciembre de 2010

ESTUDIO CRÍTICO DE PLENILUNIO DE Antonio Muñoz Molina

Antonio Muñoz Molina, Úbeda (Jaén) , 1956

Antonio Muñoz Molina publicó su novela “Plenilunio” en 1997 en la editorial Alfaguara de Madrid. La novela se presenta con tapas duras y en la portada aparece “El Coloso” de Francisco de Goya y la luna llena en el lomo. Lleva una dedicatoria: “Para Elvira , que tenía tantas ganas de leer este libro”; para la también escritora Elvira Lindo, su mujer, suponemos, que va dedicada la novela. A partir de ahí comienza la narración: “De día y de noche por la ciudad buscando una mirada. Vivía nada más para esa tarea “.
En cuanto a la génesis de “Plenilunio”, según una entrevista realizada por Justo Serna publicada en WWW.ojosdepapel.com, el novelista manifiesta: “Las primeras pistas sobre (…) “Plenilunio” las tuve en 1987. Muñoz Molina ha declarado que reparó en una fotografía publicada en un periódico americano de un individuo de rostro bondadoso acusado de un crimen horrible cuando estaba con “El jinete polaco”, a raíz de una noticia concreta que me impresionó”. Esto le llevó a cuestionarse si los rasgos del rostro y muy especialmente de la mirada, delatan la conciencia del mal.

Pero veamos cuál es su argumento: Un innominado inspector de policía que ha estado destinado muchos años en el País Vasco (Bilbao) en la época de más asesinatos de la banda terrorista ETA con la consiguiente vida angustiosa marcada por el miedo y las amenazas, obtiene destino en la ciudad donde pasó su adolescencia en un internado de los jesuitas. El inspector busca la tranquilidad y la seguridad que no había tenido en Bilbao. El contacto con el dolor y la muerte provocados por el terrorismo y la relación distante con su mujer le han convertido en un individuo infeliz y escéptico.
En su nuevo destino vuelve a encontrar otro tipo de violencia irracional, la que protagoniza un asesino y violador de menores, un hombre de aparente vida normal, pero perturbado, que se dedica a violar o asesinar niñas en las noches de luna llena (Plenilunio).
Alrededor de las investigaciones policiales se describe la vida de los personajes que mantienen relación estrecha con el inspector: su mujer (innominada), la maestra Susana Grey, el padre Orduña, el médico forense Ferreras y el propio asesino. El eje de la novela no es la acción, secundaria y dosificada, sino la reflexión sobre las vidas de estos personajes, condenados a la derrota y al fracaso.
El inspector dedica todo su tiempo a la búsqueda del criminal, que esperaba conocer por la mirada y que logra detener gracias a la constancia y a la perspicacia policial. Como contrapunto a esta historia criminal el inspector vuelve a encontrar el amor con una maestra 20 años más joven que él, que le devuelve la ilusión de vivir.
De fondo la sombra del terrorismo que padeció en el Norte planea de nuevo sobre él. Al final es víctima de un atentado de ETA, del que sale mal parado.

Los personajes de “Plenilunio” son individuos desilusionados que ya no esperan nada importante de la vida. El inspector ha llevado una vida dura en Bilbao, que ha provocado la enfermedad mental de su mujer. El asesino muestra su frustración familiar y vital. El padre Orduña acusa el fracaso de sus ideales y el olvido a que está sometido. Susana Grey, la maestra, lleva una vida solitaria provocada por el fracaso matrimonial y por el abandono de su hijo en la adolescencia. Susana es el único personaje que lucha contra su vida gris. Ella lleva la iniciativa en la relación amorosa con el inspector y además toma la determinación de abandonarlo todo para un cambio de vida en Madrid.
Sólo el final de la novela abre un camino a una vida más halagüeña, que la relación de Susana y el inspector se consolide, que la fe religiosa del asesino sea sincera y que el forense Ferreras consiga la felicidad.
Veamos ahora las características de los personajes:
El inspector: Lo primero que se nos hurta es el nombre y de su aspecto físico sólo nos dice que tiene el pelo gris, mediana edad y ropa más bien del norte que de su nuevo destino. Es un policía normal, con problemas amorosos, que hasta hace poco abusaba del alcohol, del tabaco y visitaba los prostíbulos. Ha llegado a esta situación por la vida traumática ( atentados, amenazas, llamadas telefónicas) que ha llevado en el País Vasco, que ha destrozado psíquicamente a su mujer. En el nuevo destino intenta rehacer su vida y entabla relaciones con Susana Grey, con quien va a descubrir la pasión y el amor; pero siente culpabilidad por la enfermedad de su mujer y esto le impide romper con el pasado.
El inspector tiene un pasado de espía, de policía social durante la dictadura. Aunque era hijo de un preso político, cuando era joven se ganaba la vida en la universidad pasando informes sobre los estudiantes politizados: “me han contado que este cabrón empezó de social, cuando Franco, denunciando gente” (pág. 174), escribe el terrorista que vigila al inspector, lo que nos da idea de la amenaza de atentado.
En el aspecto profesional es un policía concienciado y entregado a su trabajo. Él es el que lleva el peso de la investigación del crimen con obsesión. El inspector tiene elementos de la novela negra: una vida difícil, un sentimiento de desarraigo y la búsqueda de la verdad en un contexto violento.
El asesino,también innominado. Se puede considerar el antagonista del inspector. Al principio el narrador va dosificando la información sobre el sospechoso, algo habitual en las novelas policíacas. Reitera que el asesino debe llevar el mal impreso en la mirada. Después nos va dando los primeros datos: es un joven moreno, con una mano herida y con una profesión manual.
Luego nos va revelando la identidad del asesino a través de sus actos y pensamientos. Se trata de un personaje atormentado, frustrado y acomplejado por el diminuto tamaño de sus órganos sexuales , por su impotencia, por su oficio de pescadero y por su origen humilde. De su aspecto físico destaca el gran tamaño de sus manos, sus uñas sucias y rotas y sobre todo el olor a pescado que impregna toda su ropa.
En el aspecto moral desprecia a sus padres, consume películas pornográficas y es un reprimido a nivel social, sexual y profesional. Como no es capaz de tener relaciones con chicas normales busca su desahogo atacando a prostitutas o abusando de menores.
Susana Grey es la maestra de la niña asesinada, Fátima, pero su papel es singular, porque va a ser el centro de la trama amorosa con el inspector. Su vida insatisfactoria procede de un fracaso matrimonial con un hombre con el que nunca fue feliz y por la frustración que supone el hecho de que su hijo decida irse a vivir con su padre cuando llega a la adolescencia. Susana es una mujer decidida que lucha por conseguir la felicidad. Ella es la que lleva la iniciativa en la relación amorosa con el inspector. Estamos ante una mujer culta, amante de la literatura y de la música. Frente a los demás personajes, Susana se muestra sensible, culta e inteligente. Ella es el nexo de unión que une a todos los personajes, pues es amante del inspector, amiga del forense Ferreras, profesora de la niña asesinada y cliente del asesino.
El ex marido de Susana muestra el fracaso de unos ideales progresistas mal asimilados y peor llevados. Sólo Susana abandonada por el marido y por el hijo muestra una capacidad efectiva para sobreponerse al fracaso y al miedo a la soledad.
El Padre Orduña, este personaje, viejo sacerdote jesuita y ex profesor del inspector, sirve para poner de manifiesto el contraste entre el franquismo y la transición democrática. Aparece caracterizado como un cura obrero empeñado en conjugar el cristianismo con el comunismo. Es una figura arquetípica de los últimos años de la dictadura. Se trata de un hombre de otra época, la realidad le ha desbordado y no encuentra su sitio en la nueva sociedad.
Su papel en la novela consiste en explicar la infancia del inspector, hijo de un represaliado en la guerra civil al que, como profesor, no ha conseguido transmitir sus ideales. También cumple la función de escuchar al inspector en una confesión laica mediante la que conocemos sus frustraciones y debilidades.
El forense Ferreras tiene dos funciones en la novela, la primera la propia de su profesión: el informe sobre la muerte y la violación de las niñas. Es un profesional cuidadoso y riguroso con su trabajo. La segunda función es la de informarnos del pasado de Susana recién llegada a la ciudad, pues era amigo de su marido hasta que se fuga con su novia.
En cuanto a su carácter se muestra jovial, impulsivo y charlatán.
La mujer del inspector: Este personaje ayuda a comprender la soledad del inspector. Su matrimonio no ha sido feliz y se agrava con los problemas psiquiátricos como consecuencia de la violencia sufrida en el País Vasco. Esto hace que el inspector se sienta responsable de su estado y no se decida a terminar su relación con ella. Ella es el principal escollo para que el inspector sea feliz con Susana Grey. Al final sólo sabemos que los médicos le van a dar el alta.
Fátima es la niña asesinada que el inspector conoce después de muerta por el testimonio de la maestra y por las fotos y vídeos domésticos. Procede de una familia obrera y es la mejor alumna de la clase.
Paula es la segunda niña atacada que sobrevive milagrosamente. Se muestra valiente y con la ayuda del inspector será capaz de afrontar la situación con entereza. El inspector va a establecer una relación muy cercana con ella, que choca un poco con la imagen dura y problemática que tenemos de él. Esto es un síntoma del cambio que se está produciendo en el inspector a raíz de su relación con Susana Grey.

En cuanto al tiempo, en “Plenilunio”, no hay ninguna referencia al año en que suceden los acontecimientos; sin embargo la novela se publica en 1997, por lo tanto los hechos que se narran serán anteriores a esta fecha y posteriores a 1975, porque todas las referencias al franquismo son en pasado. Hay algunos indicios que nos aproximan a la fecha de la acción, por ejemplo el asesino manifiesta que ha visto varias veces la película “El silencio de los corderos”, estrenada en 1990. También Susana Grey compara la muerte de la niña, Fátima, con las violaciones y asesinatos realizados por los militares servios en la guerra de Bosnia. Esta guerra tuvo lugar entre los años 1991 y 1995. Así pues los hechos que se narran sucederán en los cinco primeros años de la década de los 90.
Por lo que se refiere al tiempo interno de la novela, la acción se desarrolla a lo largo de un año. El narrador aporta algunas referencias temporales: el inspector ha llegado a la ciudad “sólo unos meses antes, a principios de verano”; el crimen de Fátima sucede a finales del otoño o a principios del invierno; la violación de Paula se produce cuando faltaban dos semanas para las vacaciones de Navidad; el inspector (acostumbrado al Norte) dice que añora el frío y la lluvia del lejano invierno y el narrador dice que han pasado siete meses desde la muerte de Fátima. Con todos estos datos podemos afirmar que la novela se desarrolla siguiendo un orden lineal entre la primavera y el otoño de un año entre 1990 y 1995.
La mayor parte de la novela se desarrolla en un ambiente nocturno. Tanto el asesinato de la niña como la relación de Susana con el inspector suceden por la noche. Sólo los tres últimos capítulos se desarrollan a la luz del día, que simboliza la superación del temor tras la detención del asesino.

No se nombra la ciudad donde transcurre la acción de la novela, sólo se dice que es una ciudad “alta e interior”. Cuando la acción sucede fuera de la ciudad se describe el paisaje con elementos de ciudades andaluzas: olivares, cortijos, el color pardo o rojizo de la tierra, y además hay varias referencias al río Guadiana. Todo ello nos hace suponer que la ciudad donde suceden los hechos es Mágina, designación literaria de su Úbeda natal; pues encontramos el parque de la Cava, las plaza con la estatua del general, el hospital de Santiago y la parte antigua renacentista.
Los espacios exteriores tienen su importancia en la novela, ya que tanto el inspector como el asesino pasean a menudo por la noche por las calles de la ciudad. El inspector para detener al criminal y el asesino para gozar de la sensación de impunidad.
Los espacios interiores sirven para conocer mejor a los personajes, pues reflejan su personalidad y su modo de vida. La casa del inspector se describe como un piso vacío y este vacío físico no es más que una proyección de su estado de ánimo. El antiguo colegio donde vive el Padre Orduña nos ayuda a comprender mejor al personaje, pues se define como anticuado y decrépito. Las casas de las víctimas se caracterizan por la modestia propia de una familia trabajadora y por las abundantes fotografías de las niñas.
La decoración de la casa de Susana Grey refuerza su imagen de mujer culta e independiente.
La casa del asesino da una sensación de vulgaridad y opresión. Vive con sus padres, pero se encierra en su desordenada habitación, donde pasa las horas viendo películas pornográficas.
La cafetería de la plaza, el Monterrey, se describe desde la perspectiva del inspector. Su instinto de protección le hace sentarse en una mesa frente al ventanal que da a la plaza.
Estas precauciones hacen que sintamos el peligro de sufrir un atentado.

En “Plenilunio” nos encontramos con un narrador omnisciente en 3ª persona, que nos transmite con objetividad lo que ve, pero también lo que piensan o recuerdan los personajes. No los juzga, simplemente transmite lo que hacen o piensan.
Pero a pesar de que la tercera persona es el punto de vista predominante, aparece la confesión personal en 1ª persona inserta dentro de un diálogo. Por ejemplo cuando Susana cena por primera vez con el inspector le cuenta las vicisitudes de su fracaso matrimonial o cuando el inspector habla con el Padre Orduña sobre la búsqueda del asesino y sobre su vida en el colegio.
En cuanto a las técnicas narrativas tenemos varios hilos narrativos: el primero y primordial, la trama policial; el segundo las vivencias del inspector en el País Vasco y el temor a un atentado terrorista y el tercero, en contrapunto ante tanta desolación, la historia de amor entre el inspector y Susana.
En el desarrollo de la trama cada capítulo suele estar dedicado a un personaje. A veces en un mismo capítulo, de forma alterna, a personajes o acontecimientos distintos. Esta forma de narrar parece que tiene influencia del cine o de las series de televisión.
También utiliza la técnica del suspense para despertar el interés del lector. Se interrumpe el relato en momentos de máxima tensión dejando al lector con la intriga de lo que sucederá. Así en el capítulo 20 el asesino ha seguido a la 2ª niña, Paula, hasta el ascensor de su casa y una vez dentro, la narración se para de forma abrupta cuando golpea con fuerza el botón de stop. Tendremos que esperar hasta el capítulo 22 para saber qué ha pasado.
El suspense en la novela se construye sobre la oposición entre el avance de la investigación del crimen sexual y la planificación silenciosa del atentado de ETA contra el inspector. Sabemos que el asesino de la niña está libre y puede volver a actuar y sabemos, también, que un asesino acecha al policía, porque ha visto su imagen en televisión y sabe dónde encontrarlo. Pero estas dos líneas de suspense culminan al final de la novela, el asesino es puesto a disposición judicial y el terrorista conseguirá su objetivo: atentar contra el inspector.
Desde el propio título (Plenilunio) la luna está presente en casi todos los capítulos de la novela y en los momentos de clímax como luna llena. La luna actuaría a modo de elemento cohesinador. Veamos algunos ejemplos:
El inspector busca la mirada del asesino de noche, bajo la luz de la luna; los ataques se producen siempre con la luna en fase de luna llena; la luna es el único testigo del primer encuentro íntimo del inspector y Susana; la luna llena será la clave para la resolución del crimen. El inspector intuye que el asesino volverá al lugar del crimen esa noche.
Todo este protagonismo de la luna se basa en la creencia que la luna llena incita a las personas al mal.
Dentro del estilo podemos destacar el uso del polisíndeton y la abundancia de verbos para aumentar la tensión: “tropieza , cae entre dos coches y no llega a tiempo a adelantar las manos y su cara golpea contra las losas”.
En la presentación de los personajes aparecen la anáfora y el paralelismo para reforzar los rasgos que nos quiere transmitir: “las manos limpias, las manos blandas de tanta humedad, las manos rojas del trabajo y del frío, las manos con dedos grandes, con uñas cuarteadas de filos ásperos y córneos, las uñas siempre con un borde negro”.

SIGNIFICACIÓN:
Además del crimen y su investigación, “Plenilunio”, es una novela en la que el autor reflexiona sobre temas de actualidad como la violencia, el terrorismo, el mal, el amor, la insolidaridad de la sociedad actual y sobre el sensacionalismo de los medios de comunicación.
La violencia se manifiesta en los abusos sexuales a menores y en el asesinato de Fátima. También tenemos otro episodio, que recuerda el padre Orduña, sobre el abuso y asesinato de uno de los niños del internado a manos de un fraile perturbado. En ningún momento el narrador se muestra moralista, sino que se limita a contarnos los acontecimientos de forma objetiva. Pero el lector rechaza el mal y toma partido por las víctimas.
La otra violencia que planea por la novela es el terrorismo de ETA, que no sólo asesina con tiros en la nuca o coches bomba, sino que extiende su violencia al ámbito privado (policías y sus familias o empresarios extorsionados) con amenazas verbales, llamadas telefónicas a altas horas o con las pancartas en la calle. La mujer del inspector es víctima de esa otra violencia, que ha deteriorado su matrimonio y la ha llevado a un hospital psiquiátrico. La misma actitud desolada y escéptica del inspector es fruto de la amenaza del terrorismo.
Todos los personajes muestran su extrañeza sobre la existencia del mal y no son capaces de comprender los motivos que llevan al asesino a cometer los abusos sexuales y el crimen.
La insolidaridad de la sociedad se manifiesta en la impunidad con que actúan los asesinos. El secuestro de las niñas, el traslado hasta el parque, los restos de sangre no despiertan la sospecha de ningún ciudadano. Tanto los terroristas de ETA como el asesino pescadero logran cometer sus delitos ante la indiferencia, cuando no inhibición de los ciudadanos.
Otro tema presente es el del amor en una doble vertiente. Por un lado, el amor conyugal del inspector hacia su esposa, que es un amor roto, desgastado por el paso de los años y en el que no hay pasión. Pero el inspector no es capaz de romper el vínculo con su esposa, porque él se siente responsable de sus problemas psíquicos. La situación vivida en Bilbao, la presión y el acoso de ETA, son las causas de su internamiento en un psiquiátrico. Esto le impide iniciar una nueva vida con Susana Grey, que queda en adulterio.
La otra vertiente del amor la encontramos en la historia de amor del inspector con Susana Grey. La maestra aparece como la salvadora que le hace descubrir la auténtica pasión. Susana es el único personaje positivo de la novela. Se muestra como una mujer culta, aficionada a la literatura y a la música. Mujer divorciada, que ha tenido que criar a su hijo sola, que luego se va con su padre. Es una mujer independiente, que con 40 años, decide rehacer su vida tomando la iniciativa, algo impensable en décadas anteriores. Susana, la maestra, representa a la mujer moderna y liberada de las ataduras de la época de la dictadura.
También cabe destacar el sensacionalismo de los medios de comunicación, tan presentes en nuestra vida diaria. En efecto cuando se da la noticia del asesinato de Fátima, la plaza se llena de cámaras y de antenas móviles para transmitir al minuto, llegando incluso a los telediarios. En esta actitud de los medios parece que pesa más el morbo para lograr audiencia que la información. Prueba de ello es el abandono de todos los medios cuando pasa el momento y la investigación no avanza. Consciente de ello el inspector quiere evitar que la noticia del ataque de Paula llegue a la prensa. Este hecho va a ser fundamental para detener al asesino. También asombra la aceptación silenciosa de la violencia y del terror suministrados a diario por los medios de comunicación.
Muñoz Molina muestra al asesino como una figura despreciable sin que quepa ninguna coartada estética ni relativista y vuelca toda su piedad solidaria con el dolor de las víctimas y de su entorno.
En “Plenilunio” se hace un claro homenaje a las víctimas, frecuentemente abandonadas en el sistema jurídico español, si bien los asesinos tienen todo tipo de garantías procesales.
El autor parece buscar una reacción extrema de rechazo a la violencia. Como si la escritura tuviera una función catártica. Enfrenta al lector con detalles de unas descripciones que pueden herir su sensibilidad y su conciencia moral: “Los muertos hablan, decía Ferreras (…), muestran sin palabras todo lo que fueron (…), el hígado hinchado por el alcohol, las caries, el alquitrán en los pulmones (…), la irritación en los esfínteres por falta de higiene, los efectos del trabajo en las manos, las huellas de la nicotina”. (págs. 163-164).
La novela fue bien recibida por la crítica (Juan A. Masoliver en “La Vanguardia”, Ricardo Senabre en el “ABC Cultural” y García-Posada en “El País”) y por el público lector y recibió varios premios nacionales e internacionales: Premio Euskadi de Plata (19979; Premio Femina Etranger a la mejor novela extranjera publicad en Francia; Premio de la revista “Elle” y Premio “Crisol” en 1998.
En el año 2000 Imanol Uribe estrenó la adaptación al cine de “Plenilunio”. Colaboró en la adaptación Elvira Lindo en calidad de coguionista. Interpretó al policía Miguel Ángel Solá, al Padre Orduña Fernando Fernán-Goméz y al asesino y violador Juan Diego Botto.

Ediciones de “Plenilunio”:
Alfaguara, 1997 (1ª edición);Círculo de Lectores, 1997; Suma de Letras, 2000;Punto de Lectura, 2008.

Novelas de Antonio Muñoz Molina:
Beatus ille (1986), El invierno en Lisboa (1987), Beltenebros (1989) El jinete polaco (1991), Ardor guerrero (1995), PLENILUNIO (1997), Carlota Fainberg (1999), En ausencia de Blanca (1999), Separad. Una novela de novelas (2001), Ventanas de Maniatan (2004), El viento de la luna (2006) y La noche de los tiempos (2010)

BIBLIOGRAFÍA:
. Alarcos Llorach, Emilio. “Antonio Muñoz Molina: la invención de la memoria” en Historia y crítica de la L. E. Vol. 9. “Los nuevos nombres”, 1975-1990.
. Andrés-Suárez Irene y Casas Ana (coods.). “Cuadernos de narrativa Antonio Molina”. Grans Seminaire de Neuchâtel. Coloquio intenacional Muñoz Molina, 5-6 de junio de 1997. Edit Arco/Libros S. L. Madrid, 2009.
. Bejines Hormigo, José Manuel. “El tratamiento de la víctima en “Plenilunio y Sefarad” en “Guerra y Literatura”. Actas de XIII Simposio internacional sobre narrativa contemporánea. El Puerto de Santa María (Cádiz), 2006.
. Díaz Castro, Francisco. “Novela española de fin de siglo”. Lleonard Muntaner Editor. Palma de Mallorca, 2001.
. Soria Olmedo Andrés. “Una indagación sobre la obra de AMM.” Alfaguara. Madrid, 1998.

Revistas:
- “Clarín, nº 9, 1997. “Plenilunio de Antonio Muñoz Molina” de Ana Rodríguez Fisher
- “Letras de Deusto”,Vol. XXXI, nº 92. Bilbao, 2001: “La narrativa de Antonio Muñoz Molina: de Beltenebros a Plenilunio” de Marta Beatriz Ferrari.
- “Taller de Letras, nº 31, 2002: “Plenilunio de Antonio Muñoz Molina: trasfondo político-literario de un crimen sexual” de H. Neira.